El 21 enero de 2022 el actual presidente de la República Gabriel Boric presentaba su gabinete de gobierno en las puertas del Museo de Historia Natural. Un recurso simbólico que podía ser interpretado de múltiples formas, pero la realidad de las cosas es que era un gesto político por tratar de encontrar su lugar en la historia nacional. La generación impugnadora se debía agarrar de algo, aunque sea una búsqueda eterna entre los escombros y sustratos de nuestro país.
Paradójicamente, en ese mismo lugar un 18 de diciembre de 2024 se inaugura la exposición “Dinosaurios del sur del mundo”, en donde se muestra un amplio catálogo de los múltiples descubrimientos paleontológicos que dan cuenta de la gran variedad y particularidad de fósiles que son propios de nuestra realidad sudamericana y nacional. Esto a ayudado a revivir el interés de los chilenos/as por la historia, y a depositar su visión y conocimiento por estas nuevas verdades que nos trae la ciencia nacional y continental. En ese sentido, uniendo ambos hechos, ¿En algún momento los chilenos/as vamos a encontrar una verdad, un legado o la historia de lo que fue el Frente Amplio y el gobierno de Gabriel Boric para nuestro país?
Desde que emergió Frente Amplio, no han dejado de ser bombardeados políticamente por la derecha, que tilda a este partido político y el Gobierno de Gabriel Boric “de ser una generación sin experiencia” o que, en cualquier momento debido al peso de la experiencia, el Frente Amplio se extinguirá para dar paso a una fase de “madurez política”. Más allá de los epítetos, que son propios de la emergencia de un nuevo proyecto político dentro del sistema, y las consecuencias obvias de gestionar y ejercer el poder en este primer gobierno frenteamplista, hay que hacer un poco de memoria.
El Frente Amplio, nace como una coalición de partidos políticos que rescata el amplio ciclo de movilizaciones sociales de la primera y segunda década del siglo XXI en nuestro país, para realizar una traducción programática que posibilitará la superación del sistema neoliberal. En ese sentido, más allá de los esfuerzos que hizo el Partido Comunista, Humanista y el Juntos podemos más durante los años 90 y los 2000, es en el 2016 que el Frente Amplio logro terminar políticamente con el sistema binominal. Esto tuvo como resultado que este partido político irrumpiera en las presidenciales de 2017 con Beatriz Sánchez y una bancada parlamentaria bastante contunde, permitiendo pavimentar el triunfo y el inicio del gobierno frenteamplista de Gabriel Boric en el 2022. En ese sentido, una de las cosas que podemos afirmar, es que en términos políticos electorales y administrativos del poder, el Frente Amplio cambio la correlación de fuerzas dentro del Estado chileno.
Sin embargo, esa correlación de fuerzas del Estado chileno, tiene diferentes profundidades o estratos que pueden ser cambiados o simplemente pasan a un proceso de fosilización donde solo pueden ser descubiertos. En ese sentido, el Frente Amplio impulso y lidero la propuesta constitucional del año 2022, que fue ampliamente derrotada. Hasta el día de hoy, no a podido concretar las múltiples reformas que pretendían cambiar los pilares del orden neoliberal chileno. Y en último lugar, no ha logrado poblar los diferentes poderes del Estado con cuadros burocráticos que permitan renovar el modo de gestión de las múltiples ramas del poder chileno. Si nos vamos a estos hechos, podemos afirmar que existe una imposibilidad de cambiar los laberintos del poder chileno, es decir, aquellos lugares donde se reproduce social y culturalmente nuestro país.
Tomando esta idea, la única fuerza política chilena que, a lo largo de la historia nacional y plurinacional que ha tenido la voluntad de moldear el poder chileno en estas dos dimensiones (electoral/administrativo y cultural/social), ha sido la reacción o el conservadurismo chileno. Los mecanismos que ha utilizado, principalmente han sido golpes de Estado y guerras civiles que han llenado de sangre y barro de nuestra Historia. La reciente transformación neoliberal de la dictadura cívico-militar de Pinochet es deudora de ese tipo de voluntad política.
En ese sentido, las fuerzas políticas como el Frente Amplio, que apuestan por un cambio democrático y pacifico, merecen un poco más de paciencia, y no debemos caer en el juego de buscar un legado, una historia o una verdad como si ya tuviera su lugar en algún Museo Nacional. Y si el Frente Amplio, quiere algún lugar simbólico en la historia política nacional, es decir, construir discursivamente su pasado, más allá de las imposibilidades y laberintos que le presenta el poder, es bueno que mire mucho más a Salvador Allende. Es lo más próximo que se puede encontrar de un sustrato de justicia y dignidad entre tantos escombros de injusticia de la historia chilena.
Mientras ocurre esta búsqueda, debemos concluir que más allá de los eventuales éxitos, aciertos y errores que se vienen para el gobierno de Gabriel Boric y el Frente Amplio en este 2025, hay que ver con algo más de humildad los esfuerzos de este sector político emergente por transformar Chile. Aún queda mucha historia por construir, y el Estado aún tiene muchos registros paleontológicos/arqueológicos que se deben descubrir para poder cambiar la historia de este país. Aún es temprano para encontrar una verdad política, solo existe un camino de oportunidades que seguirá transitando el Frente Amplio en este constante devenir democrático.
William Acuña
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